miércoles, 22 de agosto de 2012

8. Sombras del pasado . . .


VIII. Sombras del pasado . . .


Sucedió que, una vez despiertos en medio de la nada, al momento nos instamos el uno al otro a moldear el vacío a nuestro antojo. Amplias pinceladas y finísimos detalles cincelaron nuestro nuevo camino a recorrer.

Y no fue inaudito, sin embargo, encomendar los sueños propios de cada uno a un viento singular que nos seguía y se adelantaba a nuestros pasos. Dicho acompañante etéreo mezclaba por doquier nuestras esperanzas sembradas en tal proyecto. Intecalando relatos y momentos vividos, los propios con los ajenos. Así fue como ocurrió: una y otra vez cada pensamiento creado por mí, eclosionado en forma de una música personal, listo para ser compartido, perdía no obstante su singularidad y no alcanzaba nunca ese corazón que, siendo tan cercano, no era tocado por tales armonías. Acordes sinuosos, narradores de mis pensamientos, que nunca llegaban a alcanzar tus entrañas.

Porque así como en ese pasado donde tal corazón había sido acariciado por una melodía proveniente de otro lugar, y habiendo ya danzado con ella misma, no daba ahora, sin embargo, paso a ser tocado de nuevo por estos otros pensamientos convertidos en notas.

Y así fue como sucedió, mi querido Caminante, que llegaste a este punto en cual observas, mesuras y testeas, saboreas las brumas de mis palabras, evolucionadas en canto, mientras llevas tu corazón junto al mío hacia parajes nunca vistos...  pero sin que sea alcanzado en su interior por esta obra, producto de mis sueños más profundos, que quedan a un paso de su anhelado destino pero sin que un puente levadizo les dé el paso definitivo....